Recomendaciones de uso de los teléfonos móviles por edad de los niños
Los niños se manejan mejor con los móviles que las personas mayores y es porque los comienzan a usar a edades tempranas. ¿Es saludable que comiencen tan pronto? ¿Cual es la recomendación de los expertos?
De cuatro a 6 años, es muy simple, nada de móviles: Si son pantallas en general la Sociedad Canadiense de Pediatría (CPS) recomienda una hora al día máximo. Lo que se intenta evitar es la exposición a los servicios que estimula la secreción de dopamina como camino para crear usuarios enganchados
De siete a nueve años, un teléfono solo para hablar con familiares, pero sin internet. Varios de los líderes tecnológicos de las grandes compañías no dejan a sus hijos libre acceso a este tipo de dispositivos. Bill Gates, fundador y ex-CEO de Microsoft, no permitió que sus hijos tuvieran sus propios teléfonos hasta que cumplieron 14 años.
Sobre redes sociales, Judy Arnall, autora de Parenting with Patience comenta: «No es recomendable», explica que los niños de esta edad no tienen las habilidades de pensamiento crítico necesarias para entender las consecuencias. Ese tipo de pensamiento crítico no se activa hasta los 13 años.
De 10 a 13 años, los padres deben poner límites estrictos al uso del teléfono a esta edad: Michael Cheng, psiquiatra de niños y familias, señala que el exceso de tiempo frente a las pantallas está asociado con hábitos poco saludables, tanto a nivel alimentario como trastornos de sueño.
Además, Cheng apunta que los teléfonos inteligentes y las redes sociales en los niños promueven una dependencia excesiva en la validación de los compañeros.
Adolescencia, la mayoría de las recomendaciones «oficiales» son que un niño está listo para el uso supervisado de un teléfono inteligente a los 13 años. Hay correlación segun Cheng (no causalidad) entre la incidencia de problemas de salud física y mental entre los jóvenes y el uso excesivo de la tecnología.
Sin duda, los móviles pueden representar problemas a la hora de mantener horarios de descanso, tener conversaciones o realizar actividades con la familia.
Sin duda un balance sano entre la vida digital y la vida offline pasa por una educación tanto en el acceso a las tecnologías, como hacer entender a los niños la importancia de los diferentes casos de uso. No es lo mismo llamar a los abuelos, que hablar en redes sociales con amigos del cole, que buscar amigos en redes sociales por falta de vida social. Hay que adaptar el uso y los argumentos a la edad del niño y al entorno en el que se mueve. Y en ese balance, está la dificultad de educar a los niños con las nuevas tecnologías.
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