Panorámica semanal: la gran aceleración
La gran aceleración
Ya es uno de los grandes temas de esta crisis. Negocios como el comercio electrónico han crecido más en 8 semanas que en los 10 años anteriores, y lo mismo está ocurriendo con muchas más cosas. Muchos ahora dicen que querrían recuperar la normalidad anterior, pero eso parece cada vez menos probable…
La crisis ya nos ha cambiado, y muchas actividades previas a la pandemia parecen ahora exóticas: el WSJ identifica esta semana una serie de dispositivos que se han vuelto esenciales durante la crisis y que no se espera que desaparezcan de nuestras vidas a partir de ahora. Hablan sobre el equipo de entrenamiento conectado de Peloton (+ 66% de ventas en el último trimestre, 10 semanas de retraso en este momento en los pedidos), dispositivos de cocina más inteligentes como las máquinas de café Breville o los hornos Tovala, cámaras web de alta calidad como las de Logitech (+ 34% de ventas en el 1Q20 ) y videojuegos para toda la familia, como el Animal Crossing de Nintendo (11 millones de copias vendidas) (Leer)
El debate sobre cómo gestionar todos estos cambios ya ha comenzado: un ejemplo es este artículo de opinión del editor de innovación del FT. Es una propuesta simple, pero interesante. Nos habla de tres preguntas clave que tendremos que responder en los próximos años: (1) ¿Deberíamos controlar nuestra salud como ya hacemos con las máquinas ?; (2) ¿En quién podemos confiar para almacenar y administrar nuestros datos? (probablemente incluyendo información sobre nuestra propia salud, ver punto anterior); (3) ¿Cómo construimos la infraestructura para soportar la conectividad a Internet que requerirán todos estos servicios? (Leer)
Una primera implicación es que la tecnología ganará (nuevamente), como el habilitador de la «nueva normalidad»:
En el trabajo: Todos asumen en estos días que mucha gente seguirá trabajando de forma remota después de la crisis. Esto está creando un debate sobre el futuro de algunas mega-ciudades (como Nueva York), ya que algunos podrían decidir mudarse lejos del centro, buscando tener más espacio y reducir los riesgos para la salud, y a costa de las estrechas interacciones sociales que han hecho prosperar a las ciudades (Leer)
Hay muchas opiniones sobre esto, incluidas las afirmaciones de que un cambio masivo al trabajo desde casa podría afectar negativamente a la creatividad (Leer)
Comprando: este ya es un tema evidente. Las estadísticas son claras, por ejemplo la penetración del comercio electrónico en Estados Unidos ha aumentado del 16% al 27% (de las ventas minoristas totales) en los últimos 2 meses, cuando creció del 6% al 16% en 2009-19. Y las compañías tecnológicas ya se están moviendo para beneficiarse de esto, incluyendo (obviamente) Amazon, Shopify y (más recientemente) Facebook (Leer)
En la manera de desplazarnos: un cambio un poco menos claro que los otros dos, pero potencialmente significativo a medida que las sociedades comiencen a «abrirse», después de la crisis. Si la gente es reticente a utilizar el transporte público (debido a los riesgos de contagio) pero se ven obligados a ir a trabajar de todos modos, esto podría provocar atascos masivos en la mayoría de las ciudades. Para gestionar esto, la tecnología y los datos podrían ser clave. ¿Es esta la «killer application» que la digitalización de las ciudades ha estado esperando? (Leer)
Además, surgirán conflictos entre la protección de la salud y la privacidad de los datos: ya hemos hablado aquí sobre el rechazo que los problemas de privacidad vinculados a las aplicaciones de rastreo de contactos han provocado en Occidente. Pero incluso en China, donde (se nos dice que) las personas aceptan estas cosas más fácilmente, la polémica se está extendiendo después de los anuncios en algunas ciudades de que algunas de las aplicaciones que se han utilizado para rastrear el movimiento de pacientes potenciales con COVID-19 podrían ser adoptadas de forma permanente, como instrumento preventivo de salud pública (Leer)
Por último, habrá que construir una nueva infraestructura para mantener las nuevas formas de vivir y trabajar. Ya hemos hablado aquí de que los gobiernos podrían ver en esto la herramienta que necesitan para estimular la economía. Ya hay conversaciones sobre esto en curso en la mayoría de los países occidentales:
En Estados Unidos, los políticos están presionando para gastar miles de millones en cerrar las brechas de conectividad que sigue habiendo en el país. Se ha mencionado una cifra de $16bn para financiar las redes de banda ancha en las zonas rurales. Lo único que retrasa este proyecto parece ser la falta de datos sobre la calidad del acceso en cada zona (Leer)
En Europa, los inversores privados, como KKR, se están moviendo para financiar la construcción de las infraestructuras digitales del futuro. El fondo ha dicho que invertirá $1bn en una nueva empresa de «Data Centers» enfocada en la región (Leer)
Noticias de la «Guerra Fría tecnológica»
La tensión entre China y Estados Unidos continúa: Sí, es una guerra comercial, pero muy centrada en la tecnología, que (como comentamos antes) se está convirtiendo en el activo estratégico clave para el futuro. Los recientes movimientos estadounidenses contra Huawei han desencadenado una oleada de consecuencias, con los fabricantes asiáticos de smartphones buscando reducir su dependencia de los proveedores norteamericanos, y con las compañías electrónicas chinas intentando ayudar al país a aislarse de su dependencia actual de Occidente (Leer)
Huawei ya ha empezado a utilizar proveedores chinos de semiconductores: al menos para sus smartphones, un análisis japonés revela que, en el teléfono de gama más alta de Huawei, hasta el 42% del valor total de los componentes corresponde a elementos fabricados en China (frente al 25% antes de las restricciones), mientras que solo el 1% está vinculado a piezas fabricadas en Estados Unidos (vs. 11% antes) (Leer)
Pero los problemas de la compañía se están extendiendo: Estados Unidos sigue presionando a sus aliados para que adopten restricciones similares a las que ellos han establecido. Y se espera que el Reino Unido sea uno de los primeros países en seguir este camino, como lo confirmarían los rumores de esta semana sobre que el gobierno está preparando planes para forzar la eliminación total de Huawei de las redes 5G británicas (Leer)
Detrás de todo esto, la posible reorganización de las cadenas de suministro en todo el mundo: algunas opiniones comparan este panorama con lo que ha pasado con el comercio minorista y afirman que el final de la globalización es un cambio que ya estaba sucediendo, y que ahora se estaría acelerando por la pandemia. La Organización Mundial del Comercio pronostica que el comercio mundial de mercancías podría caer entre el -12% y el -32% este año, así que las empresas van a tener planear dejar de depender de las (eficientes pero frágiles) cadenas de suministro globales, y posiblemente introducir más elementos «locales» para hacerlas más robustas (Leer)
Construyendo los nuevos medios de comunicación
Esta también ha sido la semana de la batalla entre el presidente de Estados Unidos y las grandes redes sociales. Detrás de esto está el creciente poder que tienen Facebook y Twitter para controlar los artículos que lee y los videos que ve la gente, y también las pocas barreras que hay para que cualquiera pueda distribuir cualquier tipo de mensaje a través de estas aplicaciones. Como resultado, se ha generado un debate sobre cómo estas compañías deben administrar las noticias que llegan a los usuarios finales. Un ejemplo es este artículo de WSJ sobre cómo Facebook ha estado probando varias estrategias (y recientemente habría cambiado a una política de más «laissez faire» / neutralidad) (Leer)
La pelea se desencadenó cuando Twitter aplicó uno de sus mecanismos de control a un tuit de Trump: el martes, Twitter aplicó un «aviso de verificación de hechos» a dos tuits del presidente Trump, en los que se quejaba del potencial fraude en el voto por correo. La red social insertó una pequeña etiqueta que ofrecía a los usuarios «leer los hechos (verdaderos) sobre el voto por correo». Trump no reaccionó demasiado bien y afirmó que las redes sociales estaban tratando de «silenciar a los conservadores»… (Leer)
Después de eso, Trump firmó una orden ejecutiva pidiendo a los reguladores que aclaren cuándo la moderación de contenido es malintencionada. Muchos analistas (incluido este editorial en el WSJ) han dicho que esto es un error, ya que podría «eliminar las protecciones legales que han ayudado al éxito de internet» (Leer)
En medio de todo esto, Twitter y Facebook han discutido sus diferentes enfoques en público: el miércoles, M Zuckerberg dijo a Fox News que las empresas privadas de tecnología «no deberían ser árbitros de la veracidad de todo lo que la gente dice en internet», y J Dorsey (CEO de Twitter) respondió que «continuarán señalando información incorrecta o cuestionable sobre las elecciones a nivel mundial» (Leer)
Economía de la pandemia
La publicidad está emergiendo como uno de los grandes perdedores en la pandemia: esta semana hemos leído más predicciones negativas sobre esta industria en el futuro próximo, con los analistas de MoffettNathanson esperando que los ingresos por publicidad televisiva caigan -12% este año, con un impacto -$25.5bn sobre las TV «en abierto». El problema no es la audiencia, que en realidad ha aumentado, sino los enormes recortes en los presupuestos de los anunciantes que la crisis ha provocado (Leer)
Después del confinamiento, la necesidad de proteger la salud de los trabajadores aumentará los costes operativos para muchas empresas: Amazon, por ejemplo, ya ha anunciado un gran gasto para conseguir que sus operaciones «coexistan» con el virus. Parte de la presión podría provenir de los reguladores, preocupados por posibles nuevas oleadas de la epidemia, desencadenadas por la gente que vuelve a las oficinas. En el Reino Unido, se está presionando al gobierno para que sea más preciso sobre cómo deberían ser estas regulaciones y para reforzar el papel ejecutivo de los organismos reguladores a cargo de estas cosas (Leer)
Pero los gigantes tecnológicos, con poder adquisitivo y balances sólidos, ven la crisis como una oportunidad: Las grandes empresas tecnológicas están aprovechando la pandemia para salir de compras, y las compañías «FaaaM» ya han hecho 19 acuerdos en lo que va de año, lo que equivale al ritmo más rápido de adquisiciones desde 2015. La mayor de ellas ha sido la compra por Facebook de un participación de aproximadamente el 10% en Reliance Jio por $5.7bn, pero hay más operaciones grandes… (Leer)
La compra más reciente de las «Big Tech» podría estar relacionada con una startup de coches autónomos: esta semana hemos sabido que Amazon está en conversaciones para comprar Zoox, una compañía de vehículos autónomos, en lo que sería la primera compra de Amazon en esta industria emergente. Esto podría estar relacionado con el propio proyecto logístico de Amazon, ya que Zoox ha estado probando una flota de vehículos de transporte sin conductor. La compañía fue valorada en $3.2bn en su última ronda de financiación hace 2 años, por lo que incluso si el precio pudiera ser más bajo en estos días de crisis, la cosa tampoco va a salir gratis (Leer)
¿Está Google pensando entrar en el mercado indio de telecomunicaciones? Al igual que Facebook hace algunas semanas, el rumor ahora es que Google podría estar explorando la adquisición de una participación en Vodafone Idea. Tal vez, después de enterarse de los planes de Facebook para WhatsApp desde Jio, Google ahora piensa que India podría ser el primer mercado donde se produzca la «convergencia total» entre la conectividad y las aplicaciones, y quieren quedarse parte del mercado. Pero por ahora es solo un rumor… (Leer)
La nueva era del entretenimiento
Finalmente, AT&T está lanzando su propio competidor de Netflix. ¿Demasiado tarde? Sí, el streaming de video ha sido uno de los ganadores en esta crisis, pero también está comenzando a ser un mercado superpoblado, con Netflix, el líder, sufriendo ya la competencia de Amazon, Disney y Apple. Sin embargo, otros «grandes» de Hollywood quieren unirse a la fiesta. El siguiente es Warner y su actual propietario AT&T, que acaba de lanzar HBO Max, una aplicación «directa al consumidor» que aprovecha la marca HBO y su potente catálogo de contenido. Veremos qué sucede, pero el servicio es más caro que los de sus competidores (a $15/mes) y (como acabamos de decir) la competencia es enorme. Aún así, aspiran a tener 50m de suscriptores en 2025 (Leer)
Lo que está claro es que han tenido un comienzo accidentado: en su semana inicial, HBO Max se ha enfrentado a algunos retos comerciales, ya que AT&T no ha podido cerrar acuerdos de distribución con las 2 plataformas de dispositivos de streaming más grandes de Estados Unidos: Roku (38% del mercado) y Amazon (32%). No está claro si la base de clientes con descodificador de AT&T (por su oferta de TV de pago) será suficiente para compensar esta presión inicial (Leer)
Mientras tanto, los competidores con poder adquisitivo están reforzando sus ofertas: un buen ejemplo esta semana es Apple, que acaba de firmar un acuerdo exclusivo con Martin Scorsese para distribuir su próxima película, protagonizada por Leonardo DiCaprio y Robert DeNiro. También es un signo de la aceleración del cambio, en este caso vinculado a la enorme incertidumbre sobre el futuro de las salas de cine (Leer)
¿Estamos entrando en la edad dorada de los videojuegos? Ya hemos visto lo buenos que han sido los resultados financieros de algunas compañías de videojuegos este trimestre, otra señal de aceleración, ya que ahora están empezando a alcanzar todos los segmentos de la población. La tecnología podría ayudarlos a ir aún más lejos, como lo demuestran estas noticias sobre cómo la Inteligencia Artificial está empezando a hacer posible dotar de «comportamientos de la vida real» a los personajes de los juegos (Leer)