Panorámica semanal: imágenes del futuro
GPT-3 y otras imágenes del futuro
¿Qué va a pasar cuando un algoritmo sea capaz de leer e interpretar las noticias (esto ya es fácil) y además pueda escribir un artículo resumiéndolas? Da la impresión de que una cosa así puede afectar a trabajos como el de redactar esta columna… Y lo interesante es que ese mundo está cada vez más cerca
OpenAI, la startup fundada por Elon Musk, ha hecho pública esta semana GPT-3, su nueva plataforma de “generación de lenguaje”: Desde el fin de semana pasado, programadores de todo el mundo con acceso a la “Beta privada” de GPT-3 pueden hacer uso de un código que permite generar texto escrito en inglés, a partir de una serie de ideas o mensajes iniciales. Desde luego, es un paso más en el camino de la Inteligencia Artificial hacia hacerse cargo de la mayor parte de los puestos de trabajo (incluidos los de la “economía del conocimiento”). GPT-3 es de hecho la plataforma históricamente más avanzada para esto, y demuestra el potencial de los modelos de “Machine Learning”, con redes neuronales “profundas” (175,000 millones de parámetros, en este caso), pese a las controversias que sobre su posible alcance como modelos para Inteligencia Artificial “General” ha habido recientemente (Leer)
GPT-3 ha generado un gran debate sobre su potencial futuro: Algunos piensan que la nueva plataforma podría incluso afectar al desarrollo software, ya que sería capaz de crear código a partir de unas directrices básicas, o incluso (aún más interesante) sólo con una explicación del problema que hay que resolver. Sin embargo, otros ven la noticia como un ejemplo más del “sobrecalentamiento” de la opinión pública sobre las posibilidades, y también los riesgos, de la Inteligencia Artificial en un futuro próximo. Los que de momento han probado la herramienta están bastante impresionados por lo que es capaz de hacer con muy pocas instrucciones iniciales, y lo atribuyen a la gran cantidad de información que ha absorbido, para entrenarse, de la red, e incluso ven peligro en que alguien utilice este tipo de tecnología para generar “fake news” o “lenguaje tóxico”. Los detractores, por su parte, argumentan que, por mucho que sea capaz de escribir, es evidente que GPT-3 “no se entera de nada” y que “no entiende lo que hace”, así que está muy lejos de poder replicar la inteligencia humana, o al menos, siendo algo menos optimistas, la de algunos humanos (Leer)
En un campo totalmente distinto, pero no menos inquietante, las tecnologías de edición genética siguen avanzando: Tras la aparición de la tecnología CRISPR en los últimos años, abirendo la puerta a la “edición” del código genético humano, algunos tratamientos médicos que eran ciencia ficción hace no mucho empiezan a ser posibles para la medicina. El tema está avanzando tanto que hay incluso quien se atreve a compararlo con el software de proceso de textos. Y en la parte positiva, algunos señalan el enorme beneficio potencial de poder “revertir” mutaciones genéticas que luego derivan en malformaciones congénitas. Sin embargo, como en tantas otras cosas que la tecnología empieza a hacer posibles (incluida la generación de lenguaje inteligente, como con GPT-3), CRISPR también plantea multitud de problemas éticos. Por ejemplo, aunque se limitara el uso para eliminar las discapacidades, quedaría una cuestión abierta en torno a qué consideramos, o no, “discapacidad”. Un riesgo aún mayor puede venir con la variante de “heredable” de CRISPR, en la que la edición genética se transmite de padres a hijos (Leer)
Esta semana también hemos visto una muestra de cómo serán los dispositivos del futuro: Aunque se lleva hablando mucho de las pantallas flexibles, e incluso Samsung o Huawei han puesto ya a la venta algunos modelos iniciales (de momento aparentemente orientados a la población más freak), esta semana hemos sabido que una oscura empresa surcoreana, UTI, ha desarrollado un cristal “doblable” ultra-fino, con un coste que dicen que es la mitad del de los materiales disponibles hasta ahora. Es posible que esto abra la puerta a dispositivos con pantalla flexible dirigidos a personas normales (Leer)
Más signos de cómo será el mundo después de la pandemia
Lo que todo el mundo empieza ya a tener claro es que las cosas van a cambiar: Hasta ahora, los “negacionistas” de la “nueva normalidad” basaban sus esperanzas en que, una vez pasada la “tormenta” del virus, las cosas volverían rápidamente a ser como antes, y la economía se recuperaría. Sin embargo, esto no es lo que está pasando. No es ya que no hubiera ninguna razón para confiar en que así fuera, sino que el exceso de confianza basado en esas “predicciones” está de hecho acelerando la “segunda ola” del virus, y una nueva caída de la economía tradicional. Esta semana, varias grandes compañías norteamericanas han dado muestras de su falta de confianza en una recuperación rápida, incluidas Delta Airlines y American Airlines, pesimistas sobre el futuro inmediato de los vuelos de negocios, o las cadenas de comida rápida Pret A Manger, que ha anunciado el cierre de 20 establecimientos en Estados Unidos, y Chipotle, que está enfocando su crecimiento hacia locales “drive through” para recoger la comida desde el coche (Leer)
La crisis está tensionando nuestras leyes e instituciones, y muchos creen que habrá que cambiarlas para la recuperación: Como ya venimos comentando desde hace algunas semanas, hay mucho debate en la prensa económica internacional sobre qué nuevas normas nos permitirán salir de la crisis en la que nos está metiendo el virus. En los países anglosajones, muchos están preocupados por la deriva política, que ya era inquietante antes de la pandemia, pero que ahora podría acelerarse. El FT sigue insistiendo en su idea de que es necesario un nuevo “contrato social” para evitar que las democracias avanzadas sufran la erosión de los principios liberales y se precipiten hacia la oscuridad del populismo. Una propuesta esta semana sugiere que las nuevas políticas se centren en estimular la iniciativa empresarial y desincentivar la “extracción de rentas” (Leer)
El sector de la educación va a ser uno de los primeros en transformarse: Durante los primeros meses del coronavirus, la enseñanza, tanto en colegios como en universidades, se ha desplazado “por la fuerza” al modelo digital / online. En ese proceso, se han revelado un montón de carencias que ahora, de cara a un futuro próximo en que seguiremos teniendo virus, va a haber que resolver (Leer). Abundan las propuestas, y la oportunidad empieza a estar clara también para el Silicon Valley, donde están surgiendo numerosas plataformas para ayudar a las familias a gestionar el proceso. En algunos casos, más bien parecen versiones de “Uber de profesores o nannies”, pero hay cosas más interesantes, como las que ofrecen la opción de crear “micro-escuelas”, que agrupan a un número reducido de alumnos en torno a padres y educadores siguiendo una ruta paralela a la de la educación tradicional, utilizando recursos como Khan Academy o WeGrow (una subsidiaria de WeWork). En Estados Unidos, las búsquedas en Google sobre “micro-escuelas” se han multiplicado por 4 desde Julio (Leer)
Otro sector en pleno proceso de cambio es el del entretenimiento: Como primer efecto, tanto por los problemas que el virus crea para producir contenido como por su impacto en la forma tradicional de consumirlo (cines y teatros), estamos asistiendo a una ralentización de los estrenos, inicialmente esperando una situación más benigna. El problema es que nadie sabe exactamente cuándo esta situación va a llegar. Tanto Disney, con la nueva versión de “Mulan” y las secuelas de Avatar y Star Wars (Leer), como Warner / AT&T, con “Tenet”, un nuevo “thriller” (Leer) acaban de posponer sus lanzamientos “de forma indefinida”. El debate estratégico que se está generando en los gigantes de los contenidos es muy profundo, como muestra el artículo sobre Disney que publicaba el WSJ el lunes pasado. La distribución digital pasa a primer plano, y aparecen grandes interrogantes sobre el muy rentable negocio de parques de atracciones (Leer)
Es evidente que la tecnología tendrá un papel clave, en particular la cloud: Desde luego, la infraestructura cloud se perfila como el corazón de la nueva actividad económica, y eso se está reflejando en las cotizaciones bursátiles de los líderes globales en este terreno, Amazon, Microsoft y Google. La tecnología cloud, que algunos nostálgicos criticaban hasta hace no mucho aludiendo a su reducido tamaño en relación con el mercado total de sistemas y servicios IT, supone ya un 15% de los $1.56trn que las empresas se gastan en esas cosas (+8pp en los últimos 5 años) y su crecimiento se está acelerando con el virus, además de forma aparentemente irreversible, ya que es difícil que las empresas vuelvan a los documentos en papel y los procesos manuales. Los inversores andan bastante excitados con el tema, y el índice “Bessemer Emerging Cloud Index”, que agrega las 52 principales empresas cotizadas de cloud en Estados Unidos, lleva una subida del +50% en lo que va de año. Tanto es así que algunos empiezan a plantearse si las valoraciones a las que se está llegando están justificadas (Leer)
Hay más incertidumbre sobre el papel de otras tecnologías: Las reuniones digitales que han “hecho explosión” con la pandemia han provocado el éxito masivo de aplicaciones de videoconferencia como Teams, que esta semana fue protagonista en la publicación de resultados de Microsoft (Leer), o Zoom, la gran ganadora a ojos de los inversores, y creciendo rápidamente también en el segmento de consumo, pero que ahora algunos cuestionan sobre su sostenibilidad (Leer). Frente a esto, también en los resultados de Microsoft esta semana, LinkedIn aparece como un claro perdedor en esta crisis, y la empresa ha anunciado el despido del 6% de su plantilla (Leer)
Novedades de la Segunda Guerra Fría
La división del mundo en bloques
Igual que ocurrió en la Guerra Fría original, el mundo está empezando a dividirse, como mínimo en dos bloques: En este caso, con el riesgo de que la tecnología, que ha servido para crear un valor sin precedentes gracias a su capacidad para la interconexión global, derivada de la adopción de estándares también globales, se fragmente ahora. Ben Thompson habla hasta de “cuatro internets”, incluyendo por supuesto el modelo norteamericano (impulsado por el principio de “laissez faire”) y el chino (cuyo objetivo es el “control de la información”) , pero también el europeo (regulación para proteger la privacidad de los ciudadanos) e incluso el indio, que buscaría el control de la capa “física” de la tecnología, incluidos los dispositivos y la logística del comercio electrónico, pero también las redes, lo que explicaría en parte las recientes inversiones de Google y Facebook en Reliance Jio (Leer)
Esta semana se ha hablado de muchos ejemplos: Hong Kong se ve “forzada” a integrarse en el bloque chino, y las empresas tecnológicas occidentales empiezan a salir de allí (Leer). Alibaba se aleja de Estados Unidos, también desde el punto de vista financiero (Leer), y se enfoca en Europa, intentando evitar que la región “caiga” completamente del lado norteamericano, y crear un vehículo más “amigable para” expandirse en otras zonas (Leer). Gigantes tecnológicos norteamericanos, como Netflix y Amazon, toman posiciones en el enorme sector local de entretenimiento de India (Leer). Algunos países africanos empiezan a recelar del “dinero chino”, que ahora ven como una amenaza (Leer)
El sector de semiconductores sigue en el centro de la batalla geopolítica: Las noticias esta semana de que Intel podría abandonar la fabricación de chips han generado inquietud en medios occidentales sobre la posibilidad de que esto debilite la posición geoestratégica de Estados Unidos en tecnologías punta (Leer). Mientras, Japón se acerca a Taiwan, sede del fabricante líder mundial, TSMC, para reforzarse en ese mismo terreno (Leer)
Más sobre el caso TikTok
Ante el riesgo de posible ilegalización en Estados Unidos, TikTok busca inversores no chinos: ByteDance, la empresa china que controla TikTok, estaría considerando la separación de la aplicación en una empresa aparte, que recibiría inversiones directas de algunos de los actuales accionistas norteamericanos de ByteDance, como Sequoia o General Atlantic, y que quedaría bajo control no chino, con ByteDance en posición minoritaria después del proceso. Esto sería una forma de defenderse de la amenaza de que el gobierno norteamericano bloquee la aplicación e inicie, como con Huawei, un proceso para extender el bloqueo a sus aliados occidentales (Leer)
En paralelo, TikTok también ha iniciado movimientos para estrechar sus lazos con el merado norteamericano: Uno de los argumentos que ya se ha venido utilizando contra su bloqueo en Estados Unidos es que TikTok es una fuente de ingresos significativa, y a menudo vital, para muchos creadores locales, que actualmente generan sus ingresos desarrollando contenido para la plataforma. En línea con esto, TikTok ahora ha creado un fondo de $200m para ayudar a algunos usuarios norteamericanos con muchos seguidores para que sigan creando “contenido innovador” (Leer)
Mientras, en Estados Unidos continúa el debate: El WSJ publicó esta semana un artículo en el que varios estudiantes discuten los riesgos de TikTok para la privacidad. Hay opiniones para todos los gustos, desde el que sospecha de una aplicación gratuita, y sugiere que el “precio oculto” está en acceder a la “supresión de la libertad de expresión y la violación de nuestra privacidad”, hasta quien dice que TikTok está orientada a la diversión y que “no es común” que se utilice para el activismo político (Leer)
Más sobre el caso Huawei
China amenaza ahora a Europa con bloquear a Ericsson y Nokia en el mercado chino, si los países europeos prohíben Huawei: Esto tal vez no debería sorprender a nadie, y muchos lo sospechan. Algunos incluso dirán que el trato que ya actualmente se da en China a los fabricantes europeos no es muy favorable. Pero el caso es que los dos (sobre todo Ericsson, que incluso ha conseguido contratos para red 5G) tienen intereses en el país, y ahora los chinos quieren utilizarlos para presionar a la Unión Europea y evitar que se una a Estados Unidos y al Reino Unido (Leer)
En Estados Unidos, Huawei prosigue su batalla legal: Ahora han solicitado un juicio a puerta cerrada para poder acceder a una información que los fiscales están utilizando contra ellos pero que es demasiado sensible para compartir con las autoridades chinas y que por eso, de momento, sólo se ha compartido con los abogados de la defensa (Leer)
China al ataque, ¿Estados Unidos a la defensiva?
China anunció esta semana la consecución de un nuevo hito tecnológico: el lanzamiento de una misión a Marte. Lo hemos dicho ya en otras ocasiones. No hay (casi) semana que no tenga algún anuncio espectacular sobre el progreso de la tecnología china. Esta vez, justo después de que la carrera espacial se volviera a poner de moda en Estados Unidos, de la mano de Elon Musk (y la iniciativa privada), los chinos han anunciado el lanzamiento de una misión no tripulada a Marte (la “Tianwen-1”), que transporta una sonda para investigar posibles señales de vida en el planeta. Los medios oficiales chinos han expresado su euforia habitual (“Marte: allá va China”) (Leer)
Mientras tanto, la actitud de los países (y los medios) occidentales, es más bien defensiva: Esta semana hemos visto un artículo en el FT en el que, de forma optimista, se comentaba que “Europa y Estados Unidos todavía pueden competir con la tecnología china”, pero en el que se sugiere que eso sólo será posible si ambas regiones cooperan (Leer). Otra señal de actitud defensiva, o quizás de nerviosismo, puede ser la reciente decisión de Morgan Stanley de bloquear el acceso a su red corporativa a los becarios que trabajan desde china (Leer)
Los primeros resultados del 2Q20
Verizon y AT&T: la epidemia afecta negativamente a los dos gigantes de las telecomunicaciones norteamericanas. Verizon anunció una caída de ingresos de -5.1% vs. 2Q19, consecuencia de las menores ventas de terminales, con la gente en sus casas en lugar de visitar las tiendas, y de la caída del -1.7% en los ingresos del servicio móvil (Leer). Mientras, AT&T anunció una caída del beneficio por acción, con un negocio de TV tradicional que sigue siendo un lastre para ellos (-886,000 clientes menos en DirecTV, su negocio de satélite) (Leer)
Intel anuncia nuevos retrasos en chips avanzados, y sugiere que podrían dejar de fabricar los semiconductores: Técnicamente, los resultados fueron buenos, con un crecimiento de ingresos del +19% vs. 2Q19, pero dos cosas decepcionaron a los inversores y llevaron la acción a caer -10% fuera de sesión: Primero, el anuncio de retrasos adicionales en la tecnología de 7nm, que será la base de las futuras CPUs, y en la que ahora los problemas de Intel recuerdan a las dificultades que tuvieron para adoptar los procesos de producción de 10nm (la tecnología actual). La segunda causa de preocupación fue un comentario sobre que la compañía empezaría probablemente a hacer mayor uso de fabricantes externos, que ha generado todo tipo de rumores sobre que Intel podría dejar de fabricar chips, que a su vez se han percibido como una debilidad para Estados Unidos en una tecnología estratégica (Leer)
Microsoft presenta unos buenos resultados, impulsados por el confinamiento, pero la deceleración en Azure penaliza sus acciones: Microsoft anunció un crecimiento de ingresos de +13%, llegando a $38bn/Q, con inercia positiva en varios frentes como consecuencia de la gente que trabaja desde casa y consume más video juegos ante los límites al entretenimiento fuera del hogar. Sin embargo, las acciones, cuyo precio ha crecido +32% desde principios de año, no reaccionaron bien, sobre todo debido a las (enormes) expectativas que se han puesto sobre el negocio de infraestructura cloud, Azure, que decepcionó a los inversores porque creció “solamente” un +47% interanual (frente a +59% en el trimestre anterior) (Leer)
IBM ha tenido un (más o menos) buen trimestre, también beneficiado por el crecimiento de la cloud: Aunque las ventas totales de IBM siguen cayendo, ahora un -5.4% hasta $18.1bn/Q, su negocio de cloud crece +30% y ya genera más de la tercera parte de los ingresos ($6.3bn/Q). Sin embargo, eso no sirve para compensar del todo las caídas en los negocios “tradicionales” de servicios (“Technology Services” y “Business Services”) (Leer)
Twitter, otro beneficiario de la pandemia, tiene dificultades para convertir los aumentos de uso en crecimiento de ingresos: La compañía anunció una caída de ingresos de -19% respecto al 2Q19, por debajo del consenso de analistas, y a pesar de que el número de usuarios diarios creció +12%, llegando hasta 186m. Las dificultades para hacer dinero están relacionadas con los problemas del mercado de publicidad, ante la incertidumbre económica derivada de la pandemia (Leer)
Mientras, a Snap le fue mejor: Su aplicación original, Snapchat, ha crecido tanto en número de usuarios diarios (+35m para llegar a 238m en 2Q20) como en ingresos (+17% interanual, llegando a $454m). A pesar de esto, las altas expectativas de los inversores llevaron a una reacción negativa del precio de la acción, que cayó un -10%. Y eso que Snapchat está consiguiendo sostener parte del crecimiento inicialmente inducido por el coronavirus, y en contexto de creciente competencia por su mercado tradicional, los segmentos jóvenes, donde también crecen YouTube, Fortnite o TikTok (Leer)
Tecnologías para la sostenibilidad
La “revolución verde” se perfila como un motor para salir de la crisis: Por un lado, la pandemia está acelerando el declive de negocios que fueron clave en la anterior etapa de crecimiento económico global, pero que ahora están en cuestión por efecto del cambio climático, como la producción de automóviles y aviones, las plataformas de petróleo o las minas de carbón. Por otra parte, las inversiones necesarias para construir una nueva infraestructura de “bajas emisiones”, incluyendo nuevos tipos de baterías, energías renovables y nuevos medios de transporte, pueden ser el estímulo “keynesiano” que los políticos buscan para estimular la recuperación económica. Esto ya está en marcha en la Unión Europea y el movimiento puede hacerse mucho más fuerte si Joe Biden gana las elecciones norteamericanas. Por detrás de todas estas cosas, las tecnologías digitales jugarán un papel fundamental para hacer posible el nuevo paradigma económico. En este artículo del FT se habla, como ejemplos de eso, de la Inteligencia Artificial, la banca online, los seguros por internet, las consultas médicas digitales y los smartphones como instrumentos de acceso a información y entretenimiento (Leer)
Apple se ha comprometido ha ser “neutra en CO2” para 2030: Para ello, Apple planea cambios profundos en su modelo operativo, incluyendo una reducción de emisiones de CO2 del 75% y la aplicación de tecnologías de eliminación del CO2 para el resto de las emisiones. Ya han empezado a exigir los cambios a sus suministradores, y afirman que el 71% de sus fabricantes, en 17 países, se han comprometido ya a utilizar un 100% de energías renovables. Apple no es la única “Big Tech” siguiendo esta estrategia, y tanto Microsoft como Amazon han anunciado compromisos parecidos (Leer)
Mientras, el enorme consumo energético de los algoritmos de Inteligencia Artificial emerge como un problema para el futuro: Entrenar redes neuronales es un proceso “increíblemente intensivo en energía” cuando se hace con la tecnología disponible hoy. Dada la presión que el cambio climático va a generar, esto se está empezando a convertir en un reto para los fabricantes de semiconductores, cuyos diseños podrían generar las eficiencias que reduzcan el consumo. Applied Materials, una empresa auxiliar del sector de los chips, afirma que su objetivo es innovar en los procesos de fabricación y en los materiales utilizados, con el fin de hacer posibles semiconductores de menor consumo (Leer)