Panorámica semanal: el tsunami antitrust (y otras historias regulatorias)
Un tsunami antitrust va a por las Big Tech
El juicio del caso Epic vs. Apple ha finalizado. No se espera una decisión hasta agosto: El final del juicio se organizó como un debate de ideas entre los dos contendientes. Como en muchos otros desacuerdos, una cuestión clave es la definición de lo que se está discutiendo, en este caso el mercado relevante en el que debe analizarse la competencia. Para Apple, debería incluir la distribución de aplicaciones en todos los diferentes dispositivos en los que se puede jugar, mientras que para Epic el enfoque debería ser exclusivamente en los iPhones. Se espera una decisión final de la juez antes del 13 de agosto (primer aniversario de las acusaciones de Epic) (WSJ)
La juez ha comparado la posición de Apple con la de los ferrocarriles y las compañías de tarjetas de crédito en el pasado: Durante el juicio, la juez González Rogers hizo referencias a «casos anteriores que sentaron precedente», relacionados con American Express o el ferrocarril de San Luis, y sugirió que deberían extrapolarse las conclusiones a la economía digital. En ambos casos, esto podría estar relacionado con una antigua doctrina antimonopolio llamada «capacidades esenciales», que se centra en los casos en los que una empresa que posee un activo que puede convertirse en «cuello de botella» explota esa posición para bloquear la competencia. La cuestión es si hay suficientes pruebas de que Apple posee una «capacidad esencial». Y, por supuesto, esto depende del mercado relevante (WSJ)
En Washington se ha lanzado una demanda antimonopolio contra Amazon: El martes pasado, el Distrito de Columbia lanzó una demanda antimonopolio contra Amazon, acusando a la empresa de imponer a los vendedores externos que usan la plataforma la imposibilidad de ofrecer mejores ofertas en otros sitios. Amazon ha argumentado que los vendedores fijan sus propios precios, y los defensores de la compañía afirman que este negocio de terceros en realidad beneficia a los consumidores. Hasta 2019 Amazon prohibía explícitamente a los vendedores estadounidenses ofrecer mejores precios o mejores condiciones en cualquier otra web. Han eliminado esta política, pero hay quien dice que la han cambiado por otra casi igual (WSJ)
En la UE, los países quieren más competencias antimonopolio y medidas más estrictas, con las actividades de fusiones y adquisiciones de las grandes empresas tecnológicas como objetivo principal: Alemania, Francia y los Países Bajos se quejaron esta semana de que la UE no es suficientemente dura con las grandes empresas tecnológicas, concretamente con respecto a las fusiones y adquisiciones que se supone que han ayudado a los gigantes de Silicon Valley a eliminar a posibles competidores. Los representantes de los tres países quieren que los gobiernos nacionales tengan más poder para actuar directamente en estas cuestiones. Curiosamente, esta «amenaza» de que los gobiernos locales sean potencialmente más agresivos ya ha sido utilizada por los funcionarios de la UE para intentar convencer a las empresas de Big Tech de que negocien con las autoridades de la Unión (FT)
Mientras tanto, en el Reino Unido se ha abierto un debate para discutir si restringir las operaciones de fusiones y adquisiciones de las Big Tech es en realidad contraproducente: El regulador de la competencia del Reino Unido, que ya no está limitado por ninguna norma de la UE, se mueve en la misma dirección, y ha propuesto un enfoque más duro para las adquisiciones de las grandes empresas tecnológicas. Este artículo de opinión del Financial Times, vinculado a un grupo de reflexión financiado por Google, sostiene que esto podría ser contraproducente, porque (1) las adquisiciones pueden ayudar a las Big Tech a competir más eficazmente entre ellas, reduciendo su poder; y (2) también son una de las formas más eficaces para que los emprendedores «moneticen» o «salgan» de sus startups, y por tanto un incentivo para crearlas. Algunos pueden ver aquí elementos de cinismo, pero es posible que el autor tenga algo de razón (FT)
Alemania ya tiene a Google en el punto de mira, amparándose en una ley que acaban de aprobar: En Alemania, los reguladores locales se están preparando para actuar contra Google, invocando una nueva norma aprobada en enero, que apunta a las empresas de «importancia primordial para la competencia». Ahora la cuestión es si Google puede ser clasificado de esa manera. Pero dada la relevancia de los productos que ofrecen, y la cantidad de datos de los usuarios que manejan, parece probable que el proceso siga adelante (WSJ)
También aumenta la presión sobre las grandes empresas tecnológicas para que mejoren su gobierno corporativo: Esta semana se ha producido una nueva oleada de denuncias contra la falta de «democracia corporativa» en las Big Tech. En parte, esto es consecuencia del contraste con otras industrias, como la petrolera, donde empresas como ExxonMobil o Chevron se han visto obligadas, esta misma semana, a tomar decisiones «duras» a nivel de sus consejos de administración, para acomodar demandas de los accionistas. Mientras tanto, en empresas como Facebook o Google, la existencia de dos clases diferentes de acciones, con las que cotizan en bolsa otorgando únicamente derechos económicos (y no de decisión), están limitando el poder de los accionistas para forzar cualquier cambio. Este artículo del FT habla de una «parodia de responsabilidad en los consejos de administración» y afirma que «los niveles de insatisfacción de los accionistas han ido aumentando» (FT)
Los riesgos de la moderación de contenidos: vamos a hablar de la India: Cuando se llega a un acuerdo sobre la necesidad de la moderación de contenidos en la red, mucha gente piensa que deben ser los gobiernos o las autoridades nacionales, y no las empresas, quienes tomen estas decisiones. Suena bien. Pero las cosas están lejos de ser tan fáciles. Sí, nadie quiere ser controlado por las grandes empresas, y menos aún si son extranjeras, un anatema para el sector nacional-populista que crece rápidamente en muchas democracias occidentales. Pero la alternativa no está tan clara. Muchos podrían recordar que Internet apareció como una herramienta de «liberación» contra los abusos de los gobiernos locales y su establishment asociado. Y esto no es sólo teoría. China es un claro ejemplo de cómo los gobiernos autoritarios reaccionan ante las aplicaciones «libres» de internet, y muestra lo que puede ocurrir cuando esos mismos gobiernos deciden «moderar» los contenidos. Pero están empezando a proliferar muchos más casos en otros lugares. Basta con mirar a la India esta semana
El caso de la India muestra cómo los gobiernos pueden «moderar los contenidos»: El gobierno contra WhatsApp. WhatsApp ha demandado al gobierno indio por una nueva normativa que permitiría a las autoridades exigirles que compartan los mensajes privados de la gente. Al parecer, el gobierno lo justifica por la necesidad de retirar los mensajes «ofensivos». Esto forma parte de una iniciativa global para frenar la «desinformación». Un ejemplo reciente es la campaña para eliminar todas las referencias a una «variante india» del coronavirus. Hay mucho en juego para WhatsApp, ya que la India es el mayor mercado de la aplicación, con 530 millones de usuarios (FT)(Blog)
También se ataca a Twitter por cuestionar la veracidad de los tuits del gobierno: Paralelamente, la policía India ha visitado la sede local de Twitter, después de que los moderadores de la compañía hubieran calificado de «engañoso» un tuit de un portavoz del partido gubernamental. Si necesitamos herramientas para garantizar la libertad de expresión, no parece que deban ser como éstas (FT)
¿Es Bitcoin (y la descentralización de las aplicaciones) la solución? Probablemente tengamos que «pensar en grande» sobre esta cuestión. Hace dos semanas, en una newsletter, Balaji Srinivasan, uno de los expertos en criptomonedas del fondo Andreessen Horowitz, publicó este «manifiesto» sobre lo que describe como una futura «Pax Bitcoinica» que podría sustituir a la «Pax Americana» como marco para un nuevo «orden mundial». En su opinión (véase el punto 4 del artículo), «Las cripto protegen la libertad de expresión», ya que las redes sociales descentralizadas podrían evitar cualquier restricción por parte de grandes empresas tecnológicas, y al mismo tiempo proteger la libertad de expresión de gobiernos autoritarios o instituciones públicas. ¿Quizás debamos acostumbrarnos a gestionar la «información tóxica» de otra manera? (CommonSense)
Los reguladores ponen sus miradas en las criptomonedas
Los «costes sociales» de Bitcoin, en el punto de mira… Sí, las criptomonedas y sus implicaciones son un tema central en la prensa económica estos días. Ya casi nadie piensa que vayan a seguir siendo un juguete marginal para frikis, y la mayoría de los debates giran en torno a las consecuencias que su mayor adopción puede tener en la forma en que vivimos y trabajamos. Así que se están estudiando una serie de «costes sociales» del uso de Bitcoins y de algunos de sus “hermanos”. Este artículo de Bloomberg enumera algunos de ellos. El principal motivo de preocupación es, por supuesto, la «suciedad medioambiental» inherente a la minería de criptomonedas, al ser una tarea muy intensiva en computación. Pero hay más cosas, como el fraude y la especulación financiera. La conclusión es que este será un tema clave para los reguladores y los responsables políticos en los próximos años (Bloomberg)
También preocupa cómo los delincuentes utilizan las criptomonedas para el blanqueo de dinero: ElFinancial Times ha publicado esta semana un análisis de algunos de estos «costes sociales» de las criptomonedas, centrado en cómo los delincuentes las utilizan para actividades ilegales, como la petición de rescates por ciberataques, aprovechando el anonimato que estas tecnologías garantizan. De hecho, han aparecido una serie de negocios «colaterales» que facilitan el «lavado de dinero», es decir, el cambio de criptomonedas por dinero tradicional. Al mismo tiempo, en el «lado bueno», varias empresas de «criptografía forense» están trabajando para identificar cuentas específicas de criptomonedas con actividades sospechosas, que luego pueden ser rastreadas por las autoridades. Al parecer, los inversores consideran que se trata de un negocio prometedor, y una sola empresa, Chainanalysis, ha levantado fondos con una valoración de 2.000 millones de dólares a principios de este año (FT)
En China, el gobierno sigue moviéndose para conseguir el control total del Bitcoin: Como en muchos otros temas de regulación digital, China está afrontando exactamente los mismos problemas que las sociedades occidentales. La principal diferencia, también visible en todos los temas, es la agresividad del enfoque. Y el Bitcoin no es una excepción. Ya comentamos la semana pasada cómo el compromiso del gobierno chino con regular la minería y el comercio de Bitcoin había afectado drásticamente a los precios de las criptomonedas. El martes pasado el WSJ advirtió seriamente a los inversores sobre cualquier optimismo respecto a la (in)capacidad del gobierno chino para controlar este mercado (WSJ)