La truculenta historia de WeWork sirve como ejemplo según Charles Duhigg para argumentar que el capital riesgo debe velar por el comportamiento de las empresas que respaldan, y no solo por los resultados de las mismas.
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New Yorker: «Incluso la startup peor…
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La truculenta historia de WeWork sirve como ejemplo según Charles Duhigg para argumentar que el capital riesgo debe velar por el comportamiento de las empresas que respaldan, y no solo por los resultados de las mismas.