Mythic Quest: cuando la mejor parodia ácida del mundo de desarrollo de videojuegos viene de ¿¿¿Ubi???
Un jefe creativo con mucho ego; un product manager con problemas para que el equipo le respete; una programadora con talento y una falta absoluta de reconocimiento profesional; una responsable de RRHH en lucha por que la gente sepa exactamente cuál es su trabajo; una Community Manager a la que han encerrado en el sótano y que, a solas, ve cómo toda internet le pone a parir, le doxxea y mucho más… No, no es la nueva ‘The Office’, es ‘Mythic Quest’, la serie de Apple+TV.
La ‘ The Office’ de la nueva generación: Mythic Quest comparte con ‘The Office’ y con ‘Trabajo Basura’ una visión pesimista del entorno de oficinas, pero adaptada a la nueva década. Lo que allí eran cubículos y un panorama gris, aquí son conceptos abiertos, futbolines, oficinas que lucen muy bien en foto… y que, aunque aparenten ser diferentes y amables, te minan por igual por dentro si eres trabajador.
Bienvenidos a la cúpula del trueno: La manera en la que la serie disecciona el mundo de los publishers de videojuegos de hoy es demoledora: ese entorno lleno de jefes caprichosos, crunch y horas extras impagadas, talento a raudales sometido a estudios de mercado y una industria gigante que, sin embargo, se caga de miedo ante la review de un Youtuber de 12 años.
Una declaración de amor y una parodia: Mythic Quest es una serie que adora los videojuegos. De hecho, se ven detalles por aquí y por allá de que sus creadores (que son también los de ‘Dos Colgados en Philadelphia’) no tocan de oídas, sino que conocen el sector, aman los juegos (en especial, los MMOs; no en vano el Mythic Quest del título es un trasunto de WOW) y que entienden muchos de los peligros que tiene la industria. La hilarante regla por la que cualquier novedad de desarrollo acaba convertida en “cosa con la que dibujar penes” es sólo un detalle de lo mucho que los creadores entienden un mundo tan apasionante como viciado, lleno de defectos y de relaciones rotas.
¡¿Que la ha producido quién?! Por eso sorprende la presencia en la producción de una UbiSoft que en su día partió desde presupuestos pequeños y mucha ilusión y que ahora es ya un gigante lleno de todo lo que, en principio, seguro que despreciaban. Sí, como los hombres de Toronto que en la serie amenazan al estudio de ‘Mythic Quest’ con el mazo multinacional.
El maravilloso capítulo 5: si toda la serie es divertidísima a poco que te interesen los videojuegos (y disfrutable también en familia con hijos), hay un momento sublime, que supone la mayor disección de la industria del videojuego que hemos visto nunca en ficción. Ese capítulo 5 en el que una pareja de desarrolladores consigue sacar adelante su sueño de crear un videojuego diferente… sólo para ver cómo la industria lo devora, fagocita y convierte en algo completamente distinto. Hay tanta melancolía y dolor en esa escasa media hora de televisión como pasión por una industria siempre en constante lucha entre libertad creativa y éxito económico clónico.