Manual del Bootstrapper: Nadie te va a decir lo que se debe hacer o lo que va a funcionar
Después de más de 18 años de vida profesional, todavía caigo en la tentación de «necesitar» que alguien más experto me diga que lo que hago tiene sentido. En esas situaciones soy consciente de que he caído en la tentación, entonces rápidamente fuerzo a mi mente a pensar de manera diferente, de manera independiente. Pero, ya te lo adelanto, creo que no voy a poder erradicar ese sesgo nunca, solo controlarlo.
Desde que nacemos tenemos unos padres que son capaces de solventar cualquier problema. Tenemos un sistema educativo que nos aporta seguridad, pero a la vez no tenemos apenas que tomar decisiones sobre nuestro futuro. Nuestra mente construye una manera de pensar dónde siempre existe un mentor o un proceso que te ayuda a decidir.
La madurez viene al tomar tus propias decisiones, pero sobre todo al gestionar la incertidumbre de no saber si estás tomando la opción correcta.
«Haz las paces con la incertidumbre» Santiago Álvarez de Mon
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Te voy a dar ejemplos de situaciones donde tengo esa necesidad de alguien que me asegure que estoy tomando la decisión correcta:
Cuando priorizo un problema a resolver y descarto otros retos porque creo que tendrán menos impacto
Cuando elijo un tipo de solución o una propuesta de valor por delante de otras
Cuando selecciono personas para tareas o para las siguientes fases de los proyectos.
Cuando elijo una estrategia comercial
La ¿buena noticia? es que nos pasa a todo el mundo que es consciente de sus limitaciones y no solo en el entorno empresa:
Les pasa a los grupos de música cuando trabajan y sacan sus primeros discos sin repercusión, hasta que consiguen un primer éxito abrumador.
Les pasa a los deportistas/entrenadores cuando tienen que decidir la estrategia que van a desplegar en los partidos
Les pasa a los actores de teatro antes de cada función.
Cada día desconfío más de las decisiones tomadas por las personas que no tienen inseguridades. El balance más complicado es manejar por un lado la inseguridad como mecanismo de defensa para buscar tus puntos débiles y fortalecer tu propuesta y por otro lado no excederte hasta llegar a la «parálisis por el análisis».
Recuerda que nadie va a tomar las decisiones importantes por ti. Y además ¿Qué gracia tendría la vida si así fuera?