Libro recomendado de la semana: «Pensando rápido y lento» de Daniel Kahneman
El libro recomendado de hoy lo he elegido por todo lo que puedes aprender sobre cómo tomamos decisiones. Estos aprendizajes los puedes aplicar en múltiples situaciones: negociaciones, la construcción de producto digital o el entender porque la gente actúa de manera ilógica en determinadas situaciones. El autor es Daniel Kahneman, profesor emérito de Princeton y premio Nobel de Economía, quien ha escrito extensamente sobre la psicología del juicio y la toma de decisiones. El premio Nobel lo recibe por su estudio del comportamiento humano y su impacto en la economía.
Advertencia: Muchos de los libros que cubro tienen 3-4 ideas que se pueden resumir en un artículo como este. Este no es el caso, en vez de expandir 3 ideas a lo largo de un libro, han condensado conceptos que podrían dar lugar a un curso universitario. El libro es interesante y denso a partes iguales. Yo recomiendo la lectura sosegada, no es para leer del tirón.
Principales Aprendizajes
Para comprender cómo funciona el pensamiento, un modelo que ayuda es describir la toma de decisiones mediante dos sistemas cognitivos (de pensamiento):
El “Sistema 1” funciona fácil, rápida y automáticamente. No requiere mucho esfuerzo; hace juicios rápidos basados en patrones familiares. Calcular sumas sencillas o conducir son tareas del Sistema 1.
El “Sistema 2” requiere mucho más esfuerzo; requiere «pensar» y funciona de manera lógica. Matemáticas complicadas o aprender a andar en bicicleta son tareas del Sistema 2.
Estos dos sistemas interactúan continuamente, y no siempre están alineados. Sobre todo, porque el cuerpo humano tiende a minimizar el esfuerzo, así que intentará forzar para que la mayoría de las decisiones pueden ser tomadas por el Sistema 1.
Los dos sistemas pueden convivir a la vez, puedes andar y tener una conversación, por ejemplo, pero si la conversación se vuelve intensa o tiene enjundia, nos paramos para sólo centrarnos en hablar. ¿Te has dado cuenta?
Si te has hecho la pregunta: ¿Puede pasar que los dos sistemas te digan, a la vez, cosas contradictorias? En el libro Kahneman lo explica mediante ejemplos. Uno de los que utiliza es el de las ilusiones ópticas, donde el Sistema 1 ve cosas que el Sistema 2 sabe que no son posibles.
Al Sistema 1 le gusta dar la respuesta sencilla, por lo que, si una solución aparentemente correcta aparece rápidamente cuando se enfrenta a un desafío, el Sistema 1 tomará esa respuesta de forma predeterminada y se aferrará a ella, incluso si la información posterior demuestra que está equivocada.
Si quieres convencer a las personas, has de apelar a su Sistema 1 con información simple y que se recuerde fácilmente. La parte gráfica también juega un papel fundamental. Usa una fuente en negrita en tus informes, intenta rimar eslóganes en tu publicidad y haz que el nombre de tu empresa sea fácil de recordar, por ejemplo.
A la gente le gusta crear historias sencillas a partir de una realidad compleja. Buscamos causas en eventos aleatorios, consideramos probables los incidentes raros y sobrestimamos la importancia de nuestras experiencias.
El Sistema 1 prefiere que el mundo esté vinculado, por lo que si se encuentra dos hechos sin relación a priori, asumirá que están conectados. Ya que el Sistema 1 busca explicaciones de causa/efecto y además, cuando faltan datos, los completa artificialmente para suponer lo que no sabe, creando lo que se conoce como el «efecto halo». Por ejemplo, si un atleta es guapo, asumirá que también es hábil y tiene talento.
La tendencia natural a centrarse en el contenido de un mensaje en lugar de su relevancia, afecta su capacidad para juzgar: Las personas aprovechan ejemplos vívidos para dar forma a sus temores y planes para el futuro. Por ejemplo, la cobertura de los medios de eventos dramáticos pero poco frecuentes, como accidentes y desastres, a diferencia de las amenazas aburridas pero comunes, como los accidentes cerebrovasculares y el asma, establece esos eventos como anclas que las personas usan para hacer evaluaciones tremendamente inexactas sobre dónde se encuentran los riesgos para su salud.
El «sesgo de la retrospectiva» distorsiona la realidad al re-alinear tus recuerdos de eventos para que coincidan con la nueva información. Y cuando contamos historias sobre eventos en los que estamos involucrado, tendemos a ser demasiado optimistas y a sobrevalorar nuestro talento en relación al de los demás. También le damos a nuestros conocimientos un peso mayor del que debería tener. Como ejemplo, puedes preguntar a la gente si conduce mejor o peor que la media. Aunque tengas una muestra grande, para ser estadísticamente relevante, no vas a conseguir un 50% que afirme que conduce peor que la media.
El riesgo, la propiedad y la experiencia también están sesgados por estos sistemas:
Kahneman nos aconseja: «no confíes demasiado en el juicio de los expertos en campos donde los desafíos varían mucho, donde la suerte determina el éxito y donde existe una brecha demasiado grande entre la acción y el aprendizaje basado en la experiencia. Aquellos que predicen el valor de las acciones y las contiendas políticas, por ejemplo, son propensos a caer en esta categoría. Debido a que el Sistema 1 adormece a los expertos con “respuestas rápidas a preguntas difíciles”, su intuición puede ser defectuosa, pero su Sistema 2 no puede detectar esas inconsistencias.»
La mayoría de la gente es “reacia a perder”. Odias perder 100 dólares más de lo que te gustaría ganar 150 dólares. Las personas también sufren un sesgo al valorar lo que nos pertenece. Cuando algo te pertenece, aunque sea solo por un breve período de tiempo, tiendes a sobreestimar su valor en relación con el valor de las cosas que no te pertenecen. Los propietarios de viviendas son un ejemplo de este efecto, a menudo sobrevalorando sus propiedades.
«La mayoría de nosotros considera que el mundo es más benigno de lo que realmente es, que nuestros propios atributos son más favorables de lo que realmente son y que las metas que adoptamos son más alcanzables de lo que probablemente sean.»
Se priorizan las últimas experiencias sobre todas las demás: El «yo que experimenta» es la parte de ti que vive tu vida; el «recordarse a sí mismo» es la parte que evalúa las experiencias que tienes, extrae lecciones de ellas y «toma decisiones» sobre el futuro. Para el yo que recuerda, la felicidad no es acumulativa, y las etapas finales de cualquier evento juegan un papel fundamental en su recuerdo de su calidad.
Esta teoría de Kahneman nos ayuda a entender los motivos por los cuales los mensajes sencillos de políticos calan más que argumentos más trabajados, porque damos mayor importancia al aspecto visual frente a otros factores o porque la gente en las crisis (económicas) actúa de manera contraria a la teoría o la lógica.