Las 6 trampas del tiempo que necesitas conocer
Ashley Whillans nos desgrana como 6 trampas del tiempo nos alejan de la sensación de plenitud.
las interrupciones tecnológicas convierten nuestras horas en intervalos pequeños de productividad limitada: Los largos bloques de tiempo libre que solíamos disfrutar ahora son interrumpidos constantemente por nuestros dispositivos. Los pequeños segundos y minutos perdidos en una multitarea improductiva se convierten, al sumarlos, en horas de desperdicio.
Nos centramos demasiado en el dinero: Las investigaciones muestran que el dinero protege contra la tristeza pero no compra la alegría. Una vez que ganamos suficiente dinero para pagar nuestras facturas, ahorrar para el futuro y divertirnos un poco, hacer más hace poco por nuestra felicidad.
Después de ganar 50.000 euros al año, el dinero deja de tener relación con cuánto reímos o sonreímos cada día.
Después de ganar 95.000 euros al año, las personas comienzan a pensar que les va peor en la vida ya que comparan su vida con la de personas aún más ricas.
Infravaloramos nuestro tiempo: Buscamos reflexivamente el precio más barato aun cuando eso sacrifica nuestras horas. Si por ejemplo conduces seis minutos adicionales a una gasolinera diferente para ahorrar 5 céntimos por litro, y vas a repostar 40 litros dos veces al mes. Impulsivamente, parece que vale la pena: «Seis minutos no es mucho y los ahorros se acumularán. Son 2€ por repostaje, 4€ al mes, 48€ al año para las que has invertido más de dos horas y media de tu tiempo.
Consideramos el ajetreo como un símbolo de estatus:
Dada la importancia que le damos al trabajo, el ajetreo en el trabajo conlleva estatus. Lo usamos como una insignia de honor: En una encuesta de 2017, el 95 por ciento de los adultos jóvenes dijo que tener una «carrera agradable y significativa» era «extremadamente importante» para ellos.
Las personas se sienten cada vez más inseguras sobre su futuro financiero, independientemente de su situación actual. Con nuestra propia identidad tan envuelta en el trabajo y la productividad, la apariencia social de estar ocupado nos hace sentir bien con nosotros mismos
Tenemos rechazo innato a la inactividad
Dan Gilbert, profesor de psicología en Harvard, colocó a algunos estudiantes universitarios en una habitación vacía y no les dio nada que hacer. Muchos prefirieron darse pequeñas descargas eléctricas a quedarse solos con sus pensamientos.
Los beneficios físicos y mentales de desconectar el cerebro son mucho más valiosos que el estrés creado al mantener la mente comprometida en todo momento.
Creemos que mañana tenemos más tiempo del que realmente tenemos
Ejemplo de Ashley: El lunes pasado, una amiga me preguntó si podía ayudarla a mudarse el sábado. No hay problema. El martes, un colega me pidió que revisara su informe antes del sábado. Dije si. El miércoles, otro amigo me invitó a cenar el sábado en un nuevo restaurante que quería probar. Dije si. Dije que sí una y otra y otra vez hasta el sábado por la mañana, cuando me desperté y pensé: “¡Maldita sea! ¡Qué estaba pensando!»
El racional dentro de nuestra cabeza: «Aunque estoy demasiado ocupado ahora, el sábado está muy lejos y tendré tiempo para hacer estas cosas».
Lo fundamental es conocer como trabaja el cerebro y nuestros sesgos culturales para poder luchar conscientemente contra ellos. Pero nadie mejor que Ashley para entenderlo en profundidad:
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