Jeff Bezos: De volar por debajo del radar, a competir en popularidad con cualquier estrella
Jeff Bezos no es solo uno de los hombres más ricos del mundo; también se ha convertido en uno de los ejecutivos más influyentes en una variedad de industrias más allá del comercio online, incluida la aeroespacial, los periódicos y ahora las películas. Hice un análisis de su carta de despedida, hoy toca un retrato más extenso:
Bezos se ha caracterizado por su austeridad, manteniendo un perfil bajo e imaginando lo imposible: Solo hay que ver la cultura que ha construido en Amazon, a través de sus 14 principios de liderazgo, de los que destaco:
Frugalidad: «Las limitaciones fomentan el ingenio, la innovación y la autonomía. No se acumulan puntos extras por incrementar el tamaño de los equipos, del presupuesto o del gasto fijo.»
Se ganan la confianza de los demás: «Los líderes escuchan atentamente, hablan con franqueza y tratan a los demás con respeto. Son abiertamente autocríticos, incluso si esto los pone en una situación difícil o incómoda. Los líderes son conscientes de que ni ellos ni su equipo huelen a rosas. Los líderes se comparan a ellos mismos y a su equipo con los mejores.»
Pasión por el cliente: «Los líderes piensan primero en el cliente y trabajan de acuerdo a este principio. Ponen todo su empeño en ganarse su confianza y mantenerla. Aunque prestan atención a la competencia, lo que realmente les apasiona son los clientes.»
Ves por dónde voy, ¿no? Entonces, ¿Qué ha pasado en los últimos años?
¿Dónde ha quedado la frugalidad? Las inversiones ostentosas y de largo alcance de Bezos son diferentes de su etapa anterior. Lo último ha sido la compra de Metro Goldwyn Mayer.
¿Dónde ha quedado el perfil bajo? Ahora se ha convertido en el centro de atención y es asiduo a la alfombra roja. Quizás podría sentirse así dentro de su empresa y «siente» que la sociedad debe reconocer su valor. Ahora nos enteramos que desde 2010 lleva organizando un evento anual super-secreto para artistas, creadores y estrellas de Hollywood donde la regla es que nadie puede hablar de ello.
Sin duda, la iniciativa y la ambición siguen intactas, pero desde una perspectiva totalmente distinta:
Su patrimonio personal complica su relación con la Administración:
Es dueño del Whashington Post, lo que complica su relación con cualquier gobierno de EE.UU.
En su nueva empresa, esta vez de viajes espaciales (Blue Origin), es a la vez proveedor del gobierno y foco de la regulación sobre anti-competencia. Por cierto, lo que acabas de pensar sobre viajes espaciales, es lo que pensaría la gente en 1998 sobre una tienda en internet que te lleva a casa cualquier objeto, a veces en menos de dos horas.
Su divorcio saltó a la prensa rosa y el estar en primera plana, aumenta el riesgo con los reguladores, tanto sí buscan rédito de imagen en sus multas o se ven más forzados a actuar porque el personaje es público. Por cierto, McKenzie, su ex-mujer, se va a dedicar en vida a donar su riqueza a proyectos que lo merezcan. Y va a buen ritmo…
La compra de MGM ha hecho saltar las alarmas: Ya hay más de un senador que argumenta el peligro de este tipo de consolidación desde las empresas tecnológicas que tienen toda la capacidad de fagocitar el resto de industrias.
El antiguo Bezos tuvo todo un desierto que cruzar sin apoyo de la industria, que no aconsejaban la acción de Amazon durante muchos años, o no la consideraban una empresa tecnológica. Ahora en cambio, el apetito de Jeff en mucho mayor, si cabe, pero la gran diferencia es que lo hace por todo lo alto, tanto en inversión como en repercusión mediática. Los inversores, esta vez, ni siquiera contemplan el riesgo regulatorio e invierten en todo lo que Bezos toca.