El momento en el que Tinder lo cambió todo
Pocas apariciones ha habido tan poderosas en un sector establecido como la de Tinder. De su explosión en 2013 y cómo cambió el mercado de “citas online” para siempre se extraen no sólo dinámicas muy interesantes para entender cómo funciona una disrupción, sino intrahistorias apasionantes sobre cómo construir tecnología y poner al usuario como foco.
El ocaso de los dominadores: La imagen del reportaje de Sloan Review es poderosa y muy representativa. En menos de seis meses, Tinder adelantó a los dos grandes dominadores del mercado en EEUU (Okcupid y Match) y redujo su cuota de mercado hasta menos del 10%.
No hubo promesas tech: Las estrategias de venta de los sitios de citas online se centraban hasta finales de 2012 en promesas de “más citas”. Las mejoras del algoritmo de recomendación eran el núcleo de crecimiento de Match y de OKCupid. Tinder decidió no ir a por esos usuarios que ya buscaban pareja online y “querían más citas”, sino a por los que no se habían planteado usar plataformas así.
El juego de ligar: Tinder gamificó la experiencia de buscar candidatos, convirtiendo tres simples gestos (desplazar a la izquierda, desplazar a la derecha y desplazar hacia arriba) en la única barrera para ir eligiendo candidatos. Gracias a ello, todo un sector de población que nunca se había interesado por plataformas de citas y seguía en el modo tradicional, el de los usuarios de entre 18 y 24 años, se convirtieron en nuevos clientes.
Una cifra para el asombro: el crecimiento de usuarios de apps de citas en esa franja de edad fue del 170% en sólo dos años.
Ni siquiera era una idea nueva: Tinder cristalizó una experiencia de usuario que ya había en algunas de las redes sociales más antiguas, como Hot or not… pero aplicándolo a un negocio que no se lo había planteado.
Un servicio peor… pero triunfal: estrictamente, los propios usuarios reconocen que servicios como eHarmony superan a Tinder en “calidad del match”, que debería ser el núcleo central a la hora de decidir qué app usar. Sin embargo, es Tinder el que domina la “diversión”, la dimensión escondida de los servicios de citas que nadie tenía en cuenta y que, en 2013, se reveló fundamental.
La gente quería pareja, sí, pero sobre todo quería divertirse.
Es un caso similar al de Airbnb: ambos encontraron un público que existía pero que aún no había sido tratado con prioridad. Para adaptarse a ellos, tuvieron que plantear sistemas muy distintos de los que se habían usado. Al hacerlo, todas las reglas de juego del mercado cambiaron.
¿Debe preocuparte si eres el líder? Sí, pero siempre puedes hacer lo mismo que Match y comprar todo el mercado.