AR a punto de explotar mientras que el VR va camino al olvido de nuevo
El invierno en tecnología se considera a una época donde una tecnología que había prometido mucho queda olvidada o estancada. Ha pasado con el aprendizaje automático (machine learning / Artificial intelligence) donde la teoría llegó antes que la potencia necesaria en los ordenadores para poder llevarla a cabo. Hace 30 años se empezaron a desarrollar las primeras experiencias de realidad virtual pero el hardware de la época de nuevo era el cuello de botella.
Todo parece cambiar cuando Facebook compra Oculus en 2014 por 2.300 millones de euros: Esa adquisición es más del doble de lo que pagó por Instagram, su compra clave hasta el día de hoy. La idea de Facebook es que la realidad virtual sería la siguiente ola después del móvil. El hardware ha mejorado y es «asequible» (300 Euros) pero los casos de uso no despuntan y falta contenido. De hecho, compañías como Rec Room, nacidas para la realidad virtual han tenido que pivotar hacia móvil.
En cambio, la realidad aumentada nace con varios fracasos lanzados en el mercado: Tanto Google Glass como Hololens no tuvieron éxito para que los usuarios adoptaran esta tecnología. Hololens fueron capaces de pivotar hacia un mercado de empresas.
Si comparamos entre realidad virtual (Virtual reality) y realidad aumentada (augmented reality) hay unas diferencias que no dejan lugar a dudas del interés suscitado por cada tecnología:
En los últimos años parece que se ha dado la vuelta a la balanza:
En cambio, ahora los casos de uso de realidad aumentada están siendo parte de la sociedad sin que seamos conscientes mientras que la realidad virtual no trae casos de uso que consigan inspirar ni a empresas ni a usuarios:
El primer gran éxito fue Pokemon Go: Pokemon Go, creada por Niantic (empresa comprada por Google) con unos ingresos y un alcance mundial fue el primer gran bombazo de la AR.
Luego vinieron los filtros divertidos de Snap: Ahora tienen el objetivo de convertir el AR en algo práctico.
El último caso de uso y el que convertirse en el definitivo: el comercio online.
Snap acaba de adquirir una empresa de inteligencia artificial que combina clientes con tallas de ropa.
Las marcas de belleza han agregado experiencias de prueba de realidad aumentada a su webs y apps, gracias a Pinterest, TikTok o YouTube.
Esta semana, Ikea lanzó una nueva aplicación de realidad aumentada.
Ya hablamos de Amazon salon en la newsletter, donde la AR te ayuda para ver que estilo te queda mejor cuando vas a la peluquería.
Por si fuera poco Apple y Google están invirtiendo en sus respectivos kits de desarrollo de software ARKit y ARCore, para mejorar las funcionalidades y acercar la experiencia virtual a la realidad, aumentado la sensación de presencia e inmersión del usuario.
Y luego está el rumor de fondo de los últimos años sobre las gafas de Apple.
Una de las grandes diferencias entre la realidad virtual y la aumentada es que la realidad virtual te aísla del entorno que te rodea mientras que la realidad aumentada la «mejora». Realidad virtual es perfecta para videojuegos, películas incluso retransmisión deportiva, mientras que la aumentada tiene casos de uso de la vida cotidiana como mapas, comercio, e información en tiempo real.
Otra diferencia es la fricción que genera cada tecnología, el esfuerzo que necesitan los usuarios para usar cada tecnología: La AR se puede desarrollar en móviles, espejos, gafas casi normales, etc… mientras que el VR necesitas «desconectar» de la realidad mediante un gafas bastante aparatosas y depende de las situaciones deben estar conectadas a un ordenador. Por lo que las situaciones donde los usuarios están dispuestos a invertir su tiempo y dinero en realidad virtual son mucho menores.